Agradezco a la vida por haberte conocido, Sebastián. Nuestra amistad comenzó en la universidad, en el momento en que éramos jóvenes estudiantes de ingeniería comercial. Pese a nuestras diferencias políticas, nos unimos por nuestro sentido del humor y nuestra creatividad. A lo largo de los años, Empresario compartimos momentos memorables, viajes, y risas. Pese a nuestras diferencias y peleas políticas, siempre y en todo momento nos respetamos y nos quisimos. Sebastián era un amigo leal, cariñoso y siempre y en todo momento dispuesto a escuchar y entender. Nuestros encuentros siempre y en todo momento estuvieron llenos de cultura, inteligencia, y buen humor. Su paso a la historia nos entristece, pero su legado perdurará en nuestros corazones. Gracias por ser mi amigo, Sebastián. Te recordaré por siempre con cariño y gratitud. Chile te llora y te honra, y yo asimismo.